CONDESCENDENCIA
El Nudo Gordiano no quiso desilusionar a Alejandro, pero ya estaba a punto de soltarse él solo.
Enrique Gracia Trinidad. Pentimento. Sial, 2009.
Imagen: Jean-Simon Barthelemy. Alejandro corta el nudo gordiano, 1767.
Poesía y Cultura Clásica
CONDESCENDENCIA
El Nudo Gordiano no quiso desilusionar a Alejandro, pero ya estaba a punto de soltarse él solo.
Enrique Gracia Trinidad. Pentimento. Sial, 2009.
Imagen: Jean-Simon Barthelemy. Alejandro corta el nudo gordiano, 1767.
Otras
coplas
Otra vez el mundo antiguo,
sin pecado original;
el claro mundo de Homero.
Nausica vuelve a lavar
su ropa: las eleusinas,
hijas de Keleo, van
con ánforas a la fuente.
Dioses, ¡qué hermosas están!
Junto a los pozos partenios
Deméter vuelve a pasar.
Antonio Machado. Poesías completas. Espasa, 1999.
Imagen: Jean Delville. Les femmes d'Eleusis, 1931.
ARIADNA
RECUERDA
Ahora que un dios habita mi carne y que sus manos
hacen crecer planetas y estrellas en mis hombros,
pienso en ti, hombre sin puerto,
pérfido hombre, en tus manos
de arena y de miseria.
Cambiaría los días inmortales
por un gesto, una mueca de tus labios,
oh Teseo fugaz. Lo cambiaría
todo por regresar al laberinto,
por tocar una vez tus turbios dedos
para darte el ovillo.
Josefa Parra. Materia combustible. Ediciones en Huida, 2013.
Imagen: Angelica Kauffmann. Ariadna abandonada por Teseo en Naxos, 1774.
ELEUSIS
Esto
yo
aquí
ahora
tú
hoy
mañana
entonces
el mismo día
siempre
nada hay en la voz nada
una lengua de fuego que a todos y cada una pertenece
pero quien dice el idioma es la voz
no está
y vuelve
Chus Pato. Carne de Leviatán. Amargord, 2016. Traducción: Ana Gorría.
Collige, virgo, rosas
Estás ya con quien quieres. Ríete y goza. Ama.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en la nada.
Mas aunque así suceda, enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré conocido.
Francisco Brines. Antología poética. Alianza, 1986.
Imagen: John William Waterhouse. The Soul of the Rose, 1908.
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