LOS HIJOS DE ULISES
Somos los hijos de Ulises.
Los que nos quedamos
custodiando el secreto de Ogigia,
La generación perdida que dejó
de lado la trashumancia y los problemas.
La leyenda dice que las
multinacionales nos contrataron como conejillos de indias.
Nadie vino a reclamarnos.
Nadie pidió un rescate por
nosotros.
Nadie llenó las farolas de su
ciudad con nuestras fotos en pose de recién desaparecidos.
Por nosotros nadie se
manifestó.
Nadie habló en nombre de los
parias.
Los fabricantes de loto nos
comieron las ideas.
Una vez por semana un avión
lanza desde el aire cantidades suficientes hiperconcentradas,
Que diluimos en agua sin futuro
para abastecernos.
Dejan que nos saciemos hasta el
hartazgo,
Pasa el avión cuatro o cinco
veces por los campamentos.
A nuestra manera, también somos
revolucionarios.
También luchamos, sufrimos y
morimos.
Aunque seamos incapaces de
recordar la causa de tanto aciago.
Aunque ni siquiera podamos
recordar cuándo pasará el próximo avión.
Ángel M. Gómez Espada. Los hijos de Ulises. Ed. Le tour, 1987.