La excusa de la
rentabilidad económica está haciendo desaparecer de nuestro sistema educativo
los estudios de Humanidades, uno de los pilares de una educación integral,
crítica y liberadora. No eres rentable, luego te eliminamos.
Son numerosos los
centros de educación secundaria de nuestra región a quienes les han obligado a
suprimir las materias de Latín, Griego, Historia del Arte o Literatura
Universal. El pretexto no ha sido otro que el bajo número de alumnado
matriculado en la modalidad de Humanidades. Si a esto añadimos que la LOMCE
hace casi desaparecer la Música de los currículos o deja a la Filosofía en 2º
de Bachillerato como una materia optativa que se puede elegir entre otras
muchas, incluidas la Religión, el futuro que espera a estos estudios es
desolador. Pero más desolador es sin duda el horizonte que le aguarda a una
sociedad que se rige exclusivamente por motivos de índole económico.
Como todo el mundo
sabe, Humanidades procede del latín homo, ser humano, y estos estudios se
llaman así porque están dirigidos a educar lo que es más propio de los seres
humanos, esto es, su razón. Una razón que es común a todos los hombres y
mujeres, independientemente de su condición social, sexual, racial o de
cualquier otra índole. Las Humanidades educan la razón humana en su totalidad,
enseñan a discurrir de una manera correcta, sin prejuicios, sin sofismas, sin
engaños ni falsedades. Por ello, cuando una persona aprende a bien pensar se
hace más humana, es decir, puede ejercer mejor su libertad y trabajar por un
mundo sin privilegios, puesto que comprende que si la razón es común, común ha
de ser el bienestar de todos los seres que comparten la comunidad. La razón, la
libertad y el bien común, estos son los objetivos que persiguen las
Humanidades.
Sin embargo, un
sistema educativo que mira solo la rentabilidad económica, que considera a las
personas que estudian exclusivamente como engranajes que deben ser incrustados
en un mercado laboral (por cierto, ¿de qué mercado laboral hablan cuando
existen 6 millones de personas despojadas de su derecho al trabajo?), es un
sistema educativo que instrumentaliza a los seres humanos, que los utiliza como
herramientas, como simples medios para alcanzar un fin. En consecuencia,
quienes diseñan estos planes de educación están minando nuestra mayor grandeza,
nuestra dignidad humana, que consiste en que cada persona es un fin en sí
misma.
El primer objetivo
de los nazis que administraban los campos de concentración era matar la
dignidad de los presos para hacer luego de ellos, sin ninguna protesta o
rebelión, cualquier cosa, desde jabón a humo y cenizas. Este es sin duda el
camino que nos quieren hacer tomar quienes hacen desparecer de nuestros centros
educativos todo vestigio de pensamiento, de crítica, de libertad y de dignidad.
En nuestra mano está aceptar el camino del matadero o bien no renunciar a la
razón y rebelarnos.
Conrado Santamaría
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