Cosa
de refugiados
La mayoría coincide en la máxima del carpe diem. En teoría.
Funciona a la perfección en el papel o en los discursos del pavoneo, el que
requiere de carácter y arrogancia medida. Vivir al día parece cosa de
náufragos, de seres terminales o de refugiados de frontera. Los demás, los
únicos que podríamos hacerlo, pasamos el día planeando vivirlo hasta que cerca
de medianoche, entre pequeños fracasos y esquirlas de alegría, perdemos el
oxígeno y la dignidad. Y el aliento. El aliento también.
Paco
Gómez Nadal. Terca
resistencia. Amargord, 2014.
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