Recuerda tantas muchachas
bellas que han existido:
todas las bellezas de Troya,
y las de Acaya,
y las de Tebas, y de la Roma
de Propercio.
Y muchas de ellas dejaron
pasar el amor,
y murieron, y hace siglos
que no existen.
Tú que eres bella ahora en
las calles de Managua,
un día serás como ellas de
un tiempo lejano,
cuando las gasolineras sean
ruinas románticas.
¡Acuérdate de las bellezas
de las calles de Troya!
Ernesto
Cardenal. Epigramas,
1961.
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