Liberto
Ciertamente,
la esclavitud alcanza su máxima justificación en
las primeras
épocas del Imperio Romano; ya que un hombre
de
una raza “atrasada” podía ser llevado al recinto de la civilización
y
ser educado o entrenado en un oficio o en una profesión,
y convertirse
en un miembro útil para la sociedad.
R.
H. BARROW: LOS ROMANOS
Año tras año bajo los arcos subyugado,
Manumitido por pergaminos y en etapas,
Mi conchil era del tinte púrpura de vigilias
En calendarios de ayunos y abstinencia.
“Memento homo quia
pulvis es.”
Y me arrodillaba para que estamparan la ceniza,
Una fricción sedosa, como un ligero punteo de polvo-
Yo estaba bajo aquel pulgar, como toda mi casta.
Uno de los habitantes destinados a la tierra, sin
remisión,
Buscaba la marca en vano sobre los agraciados optimi:
Sus estimaciones, sus tasadores ojos
Fijos sobre mi arqueado entrecejo como lampreas.
Luego llegó la poesía hasta aquella ciudad-
Yo abjuraba de toda hipocresía y autocompasión-
Y fue la poesía la que enjugó mi frente y la que me
impulsó.
Ahora dirán que muerdo la mano que me alimentaba.
Seamus
Heaney. Norte.
Traducción: Margarita Ardanaz. Hiperión, 1995
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