ARIADNA
RECUERDA
Ahora que un dios habita mi carne y que sus manos
hacen crecer planetas y estrellas en mis hombros,
pienso en ti, hombre sin puerto,
pérfido hombre, en tus manos
de arena y de miseria.
Cambiaría los días inmortales
por un gesto, una mueca de tus labios,
oh Teseo fugaz. Lo cambiaría
todo por regresar al laberinto,
por tocar una vez tus turbios dedos
para darte el ovillo.
Josefa Parra. Materia combustible. Ediciones en Huida, 2013.
Imagen: Angelica Kauffmann. Ariadna abandonada por Teseo en Naxos, 1774.