sábado, 28 de noviembre de 2015

De vita beata. Jaime Gil de Biezma



De vita beata


En un viejo país ineficiente,

algo así como España entre dos guerras

civiles, en un pueblo junto al mar,

poseer una casa y poca hacienda

y memoria ninguna. No leer,

no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,

y vivir como un noble arruinado

entre las ruinas de mi inteligencia.



Jaime Gil de Biezma. Poemas póstumos, 1968.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Cuique suum. José Manuel Caballero Bonald



Cuique suum


Yo, que sé lo que no sabe nadie,

ignoro en qué consiste

ese impío episodio de las hojas caducas

y los recuerdos devastados.


Yo, que dejé que me vencieran

con tal de no pecar de victorioso,

no sé dónde termina ese litigio

entre la historia y sus culpables.


¿Todo aquel que recuerda se equivoca?

¿Ignorantes y sabios permutan sus errores?

¿Sólo podrá alcanzar a conocerse

quien descrea de todas las verdades?



José Manuel Caballero Bonald. Manual de infractores. Seix Barral, 2005.

sábado, 7 de noviembre de 2015

El mono exterior. Roberto Bolaño



El mono exterior


¿Te acuerdas del Triunfo de Alejandro Magno, de Gustave Moreau?

La belleza y el terror, el instante de cristal en que se corta

la respiración. Pero tú no te detuviste bajo esa cúpula

en penumbras, bajo esa cúpula iluminada por los feroces

rayos de armonía. Ni se te cortó la respiración.

Caminaste como un mono infatigable entre los dioses

pues sabías -o tal vez no- que el Triunfo desplegaba

sus armas bajo la caverna de Platón: imágenes,

sombras sin sustancia, soberanía del vacío. Tú querías

alcanzar el árbol y el pájaro, los restos

de una pobre fiesta al aire libre, la tierra yerma

regada con sangre, el escenario del crimen donde pacen

las estatuas de los fotógrafos y de los policías, y la pugnaz  vida

a la intemperie. ¡Ah, la pugnaz vida a la intemperie!



Roberto Bolaño. Los perros románticos, 1993.

Imagen: Gustave Moreau. El triunfo de Alejandro Magno, 1885.

CONDESCENDENCIA. Enrique Gracia Trinidad

  CONDESCENDENCIA   El Nudo Gordiano no quiso desilusionar a Alejandro, pero ya estaba a punto de soltarse él solo.   Enrique Grac...