martes, 1 de abril de 2014

Antígona en otoño. Juan Ignacio González

Antígona en otoño


Para cuando regreses,

                                   tendré los labios secos,

la hiedra de la espera enredada en la piel,

encendida la hoguera

que mitigó las nieves del olvido,

y saldré a recibirte hasta el sendero

con la bandera blanca de las claudicaciones

desplegada en los ojos.


Igual que surge el miedo por detrás de los álamos,

el corazón del hombre y la raíz del llanto

se agitan con tu ausencia,

                                               y muere cada noche

Hemón enamorado sobre el cuerpo de Antígona.


Y si no vuelves quiero,

abrir surcos de amor sobre los campos yermos

y anegarlos de lluvia.

Ser tierra,

                        solo tierra,

y que cubran las huellas terribles de tu ausencia

las nieblas de este otoño.


O tal vez, si no vuelves,

                                               dejar escrito el verso

para que el tiempo juzgue,

si el viento y tú sois parte de una historia,

o la tormenta es solo su presagio.



Juan Ignacio González. El cuaderno de ceniza. Heracles y nosotros, 2014.

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